22 julio, 2011

Líneas, dibujitos y retratos





Estos son unos dibujitos que hice hoy a la tarde. Yo les inventé varias historias a cada personaje, pero prefiero no contárselas para que ustedes también creen las suyas si quieren, quizás más adelante les cuente algunas.. Espero que les gusten!

21 julio, 2011

Patricia Metola


Hace ya varios años encontré de casualidad un blog que me hizo redescubrir las ilustraciones para chicos, este blog era www.tipika.blogspot.com. Ahí descubrí a esta fantástica artista española, Patricia Metola, que ilustra con un estilo muy propio pero no repetitivo, dibujos y dibujitos llenos de detalles y de aventuras. Lo que me gusta de ella, y por lo cual le dedico este "artículo", es porque siempre me pareció que la mayoría de las ilustraciones para chicos tienden a no estar a su altura; es decir, suelen ser graciosos, o exagerados, o muy cargados (de color y formas) o incluso muchas veces ridículos.
A mi parecer Patricia tiene un estilo más orgánico, simple y concreto, y en general sus dibujos muestran varios estados de ánimo a la vez (al igual que sucede con los niños). Es decir, a veces el nene del dibujo está feliz y al mismo tiempo se lo nota "aislado", como en su propio mundo. No quiero subir fotos porque quiero que cada uno interprete estos dibujos a su manera.
Pero no podía dejar de hacerle un espacio a esta ilustradora ya que los adultos no dejamos nunca de ser del todo niños para ser del todo adultos, sino que convivimos en esta misma personita que somos, ya que sólo cambiamos parcialmente. Por eso me parece que me llegaron sus dibujos más que otros, porque no los veo como un adulto viendo dibujos de niños, sino como una niña adulta viendo dibujos que muestran "eso" que todavía queda.. que siempre queda.


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Menos uno.


"Todos los niños crecen.. menos uno". Así empieza mi libro favorito: Peter Pan. Es curioso porque a veces, incluso de grandes libros, lo que más te llama la atención es una pequeña frase.. muchas veces (no digo que éste sea el caso) ni siquiera son las mejor redactadas, son simples, pasajeras. Quizás nos llaman la atención porque nos sentimos identificados, porque alguien supo describir con unas pocas palabras muchas charlas con la almohada..
Hace ya varios años ví el final de una película mientras hacía zapping, no recuerdo el nombre, ni de qué se trataba, ni siquiera el idioma.. pero me quedó una frase muy marcada. En un momento de la película una nena va a la habitación del padre a la noche porque había escuchado ruidos y tenía miedo, entonces el padre le pregunta: "¿qué clase de ruido?", a lo que la nena responde: "era como un ruido que intenta ser silencioso.." En ese momento me quedé mirando un punto como por 10 minutos, y es el día de hoy que me dice tanto esa frase..
Yo analicé todos los significados que tenía para mí, pero lo que más me quedó fue que los niños suelen dar respuestas de ese tipo.. y volviendo a la primera frase: ¿Cuándo dejamos de ser niños?, ¿Cuándo dejamos de preguntarnos las cosas de esa manera, de ver la vida desde ese lado, de entender más con los sentidos que con las palabras?
Curiosamente, a pesar de que me encanta leer, los dos libros que más marcaron mi vida son Peter Pan y El Principito; dado que son mundialmente conocidos por la genialidad de sus autores, me pregunto ¿Cómo hicieron dos hombres grandes para escribir desde la piel enteramente de un niño?, ¿Es por eso que llegaron a tantas personas?, ¿Qué nos atrapa de estos libros, qué nos sentimos identificados, o que resumen años de charlas con la almohada?

15 julio, 2011

La lengua de los pueblos

Este es un fragmento de Peer Gynt (Henrik Ibsen) que cuando lo leí dije guau! que buena manera de explicarlo, en especial porque lo explica un "loco".

Peer Gynt - Escena XIII
 Begriffenfeldt: "(...) ¡Huhu!, hijo mío, ¿todavía padeces de tristeza?

Huhu (reformador de idiomas de Malabar): "¿Qué puedo hacer, cuando, generación tras generación, se extingue sin un intérprete? (A Peer Gynt) Usted es un extranjero; ¿quiere escucharme?"

"Entonces, preste atención... Allá en el este, como una corona nupcial, están las playas de Malabar. Los portugueses y los holandeses tratan de civilizar la región, en donde todavía sobreviven muchos de los primeros malabares. Esta buena gente ha mezclado su idioma, y ahora gobiernan supremos en esa tierra. Pero, hace mucho tiempo, ésas mismas tierras eran gobernadas por horangutanes. Los bosques eran de ellos; y podían pelear, gritar, y quejarse cuando querían, vivir, en realidad, tal como los hiciera la naturaleza; podían chillar sin permiso,y eran señores de todas las tierras. Luego vinieros esos extranjeros y degeneraron el idioma nativo, que era el de los bosques. Pasaron cuatrocientos años, lo que quiere decir muchas generaciones, y en un período tan largo, como es comprensible, terminaron los aborígenes. Los gritos del bosque hace mucho que cesaron; nunca se oye un gruñido. Si queremos hablar sobre lo que sentimos, debemos recurrir a las palabras. Todos tienen que hacer lo mismo: los portugueses y los holandeses, las razas híbridas, los malabares... todos están igualmente afectados. He hecho todo lo posible para luchar en favor de nuestro verdadero idioma del bosque; traté de resucitar su cadáver; grité y grité, recalqué la necesidad de volver a nuestros cantos nativos. Pero mis esfuerzos no tuvieron ningun resultado. Ahora creo que usted comprenderá cuál es mi pena. Le agradezco su cortesía en escucharme."

04 julio, 2011

Google Art Project

El Art Project, de Google, me parece uno de los grandes logros de internet.
Se pueden explorar de manera 3D, 17 museos del mundo (los más importantes) entre ellos se encuentran el MoMA, el Tate Britain, El Rijksmuseum, el Thyssen, el Reina Sofía, el Palacio de Versailles, el Van Gogh Museum, el Met, y otros.
Lo realmente interesante es que durante la visita 3D podés acercarte a la imagen hasta ver la mismísima pincelada de cuadro, realmente una experiencia única para el que no puede recorrer estos 17 museos de todo el mundo.
Aunque es virtual, es una experiencia que se acerca mucho a la realidad.

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2° Festival Celta-Siciliano


Luego del éxito del primer festival, Na Fianna, Tersivel and the Drombeg Stone Circle, vuelve a presentarse en el excelente marco que ofrece el Teatro Colonial. En ésta 2º edición, podrán esperar una nueva ola de canciones, nuevos sets y algunas otras sorpresas.
Los esperamos para disfrutar de la música tradicional irlandesa, siciliana y para pasar una noche inolvidable!!! Sláinte . Cent'Anni
Viernes 15 de Julio 21:00 hs. 16 de Julio 0:00 hs.

ENTRADAS ANTICIPADAS $40 en el Teatro o por reserva a trinacria.media@gmail.com
ENTRADAS LIMITADAS

Teatro Colonial
Av. Paseo Colón 413 Esq. Av. Belgrano

Jazzología

Jazzología en un legendario ciclo de Jazz que no se pueden perder.
Funciona todos los martes a las 20:30 hs en el Centro Cultural San Martín. Como la entrada es gratuita y su concurrencia muy grande (entran 270 personas en la sala) las entradas se pueden retirar a partir de las 18:30 hs. en la boletería del CCSM.
Las bandas que tocan están siempre al nivel de las exigencias de cualquier conocedor del jazz, o simplemente de alguien que quiere escuchar "jazz del bueno".
La gente que lo organiza, la sala y los espectadores crean un ambiente ideal para cerrar los ojos luego de un día de trabajo y olvidarte que es martes y estás en pleno centro de la ciudad.
Las palabras no alcanzan para describir lo que un par de horas le pueden hacer al alma y cuán rejuvenecido y lleno de energía podés llegar a salir de Jazzología.

CCSM: Informes: 4374-1251/59 - Sarmiento 1551

Muestra fotográfica en el Centro Cultural San Martin



Imágenes Textuales
Sara Facio, uno de los referentes más importantes de la fotografía, propone un recorrido por los principales nombres de la narrativa y la poesía argentina del siglo XX. La muestra incluye 33 emblemáticos retratos. Además de los retratos de su autoría incluye fotografías de: Pilar Bustelo Rafael Calviño Silvio Fabrykant y Alejandra López. Curaduria: Sara Facio.
Hall 4to. Piso, CCGSM, Entrada Gratuita
Sarmiento 1551 - Informes: 4374-1251/59

La Isla desierta - Roberto Arlt

ACTO ÚNICO
ESCENA  
Oficina rectangular blanquísima, con ventanal a todo lo ancho del salón, enmarcando un cielo infinito caldeado en azul. Frente a las mesas escritorios, dispuestos en hilera como reclutas, trabajan, inclinados sobre las máquinas de escribir, los empleados. En el centro y en el fondo del salón, la mesa del Jefe, emboscado tras unas gafas negras y con el pelo cortado como la pelambre de un cepillo. Son las dos de la tarde, y una extrema luminosidad pesa sobre estos desdichados simultáneamente encorvados y recortados en el espacio por la desolada simetría de este salón en un décimo piso.  
EL JEFE. -Otra equivocación, Manuel.
MANUEL. -¿Señor?
EL JEFE. -Ha vuelto a equivocarse, Manuel.
MANUEL. -Lo siento, señor.
EL JEFE. -Yo también. (Alcanzándole la planilla.) Corríjala. (Un minuto de silencio.)
EL JEFE. -María.
MARÍA. -¿Señor?
EL JEFE. -Ha vuelto a equivocarse, María.
MARÍA. -(Acercándose al escritorio del JEFE). -Lo siento, señor.
EL JEFE. -También yo lo voy a sentir cuando tenga que hacerlos echar. Corrija.
Nuevamente hay otro minuto de silencio. Durante este intervalo pasan chimeneas de buques y se oyen las pitadas de un remolcador y el bronco pito de un buque. Automáticamente todos los EMPLEADOS enderezan las espaldas y se quedan mirando por la ventana.
EL JEFE. (Irritado) -¡A ver si siguen equivocándose! (Pausa)
EMPLEADO 1º. (con un apagado grito de angustia) -¡Oh! No; no es posible. (Todos se vuelven hacia él).
EL JEFE. (Con venenosa suavidad) -¿Qué no es posible, señor?
MANUEL. -No es posible trabajar aquí.
EL JEFE. -¿No es posible trabajar aquí? ¿Y por qué no es posible trabajar aquí? (Con lentitud) ¿Hay pulgas en las sillas? ¿Cucarachas en la tinta?
MANUEL. (Poniéndose de pie y gritando) -¡Cómo no equivocarse! ¿Es posible no equivocarse aquí? Contésteme. ¿Es posible trabajar sin equivocarse aquí?
EL JEFE. -No me falte, Manuel. Su antigüedad en la casa no lo autoriza a tanto. ¿Por qué se arrebata?
MANUEL. -Yo no me arrebato, señor. (Señalando la ventana.) Los culpables de que nos equivoquemos son esos malditos buques.
EL JEFE. (Extrañado) -¿Los buques? (Pausa.) ¿Qué tienen los buques?
MANUEL. -Si, los buques. Los buques que entran y salen, chillándonos en las orejas, metiéndosenos por los ojos, pasándonos las chimeneas por las narices. (Se deja caer en la silla.) No puedo más.
TENEDOR DE LIBROS. -Don Manuel tiene razón. Cuando trabajábamos en el subsuelo no nos equivocábamos nunca.
MARÍA. -Cierto; nunca nos sucedió esto.
EMPLEADA 1ª. -Hace siete años.
EMPLEADO 1º. -¿Ya han pasado siete años?
EMPLEADO 2º. -Claro que han pasado.
TENEDOR DE LIBROS. -Yo creo, jefe, que estos buques, yendo y viniendo, son perjudiciales para la contabilidad.
EL JEFE. -¿Lo creen?
MANUEL. -Todos lo creemos. ¿No es cierto que todos lo creemos?
MARÍA. -Yo nunca he subido a un buque, pero lo creo.
TODOS. -Nosotros también lo creemos.
EMPLEADA 2ª. - Jefe, ¿ha subido a un buque alguna vez?
EL JEFE. -¿Y para qué un jefe de oficina necesita subir a un buque?
MARÍA. -¿Se dan cuenta? Ninguno de los que trabajan aquí ha subido a un buque.
EMPLEADA 2ª. -Parece mentira que ninguno haya viajado.
EMPLEADO 2º. -¿Y por qué no ha viajado usted?
EMPLEADA 2ª. -Esperaba casarme ...
TENEDOR DE LIBROS. -Lo que es a mí, ganas no me han faltado.
EMPLEADO 2º. -Y a mí. Viajando es como se disfruta.
EMPLEADA 3ª. -Vivimos entre estas cuatro paredes como en un calabozo.
MANUEL. -Cómo nos equivocamos. Estamos aquí suma que te suma, y por la ventana no hacen nada más que pasar barcos que van a otras tierras. (Pausa) A otras tierras que no vimos nunca. Y que cuando fuimos jóvenes pensamos visitar.
EL JEFE. (Irritado) -¡Basta! ¡Basta de charlar! ¡Trabajen!
MANUEL. -No puedo trabajar.
EL JEFE. -¿No puede? ¿Y por qué no puede, don Manuel?
MANUEL. -No. No puedo. El puerto me produce melancolía.
EL JEFE. -Le produce melancolía. (Sardónico) Así que le produce melancolía. (Conteniendo su furor.) Siga, siga su trabajo.
MANUEL. -No puedo.
EL JEFE. -Veremos lo que dice el director general.  (Sale violentamente)
MANUEL. -Cuarenta años de oficina. La juventud perdida.
MARÍA. -¡Cuarenta años! ¿Y ahora? ...
MANUEL. -¿Y quieren decirme ustedes para qué?
EMPLEADA 3ª. -Ahora lo van a echar ...
MANUEL. -¡Qué me importa! Cuarenta años de Debe y Haber. De Caja y Mayor. De Pérdidas y Ganancias.
EMPLEADA 2ª. -¿Quiere una aspirina, don Manuel?
MANUEL. -Gracias, señorita. Esto no se arregla con aspirina. Cuando yo era joven creía que no podría soportar esta vida. Me llamaban las aventuras ... los bosques. Me hubiera gustado ser guardabosque. O cuidar un faro ... 
TENEDOR DE LIBROS. -Y pensar que a todo se acostumbra uno.
MANUEL. -Hasta a esto ...
TENEDOR DE LIBROS. -Sin embargo, hay que reconocer que estábamos mejor abajo. Lo malo es que en el subsuelo hay que trabajar con luz eléctrica.
MARÍA. -¿Y con qué va a trabajar uno si no?
EMPLEADO 1º. -Uno estaba allí tan tranquilo como en el fondo de una tumba.
TENEDOR DE LIBROS. -Cierto, se parece a una tumba. Yo muchas veces me decía: “Si se apaga el sol, aquí no nos enteramos” ...
MANUEL. -Y de pronto, sin decir agua va, nos sacan del sótano y nos meten aquí. En plena luz. ¿Para qué queremos tanta luz? ¿Podés decirme para qué queremos tanta luz?
TENEDOR DE LIBROS. -Francamente, yo no sé ...
EMPLEADA 2ª. -El jefe tiene que usar lentes negros ...
EMPLEADO 2º. -Yo perdí la vista allá abajo ...
EMPLEADO 1º. -Sí, pero estábamos tan tranquilos como en el fondo del mar.
TENEDOR DE LIBROS. -De allí traje mi reumatismo.
Entra el ordenanza CIPRIANO, con un uniforme color de canela y un vaso de agua helada. Es MULATO, simple y complicado, exquisito y brutal, y su voz por momentos persuasiva.
MULATO. -¿Y el jefe?
EMPLEADA 2ª. -No está. ¿No ve que no está?
EMPLEADA 3ª. -Fue a la Dirección ...
MULATO. (mirando por la ventana) -¡Hoy llegó el “Astoria”! Yo lo hacía en Montevideo.
EMPLEADA 2ª. (acercándose a la ventana) -¡Qué chimeneas grandes tiene!
MULATO -Desplaza cuarenta y tres mil toneladas ... 
EMPLEADO 1º. -Ya bajan los pasajeros ...
MANUEL. -Y nosotros quisiéramos subir.
MULATO. -Y pensar que yo he subido a casi todos los buques que dan vuelta por los puertos del mundo ...
EMPLEADO 2º. -Hablaron mucho los diarios ...
MULATO. -Sé los pies que calan. En qué astilleros se construyeron. El día que los botaron. Yo, cuando menos merecía ser ingeniero naval.
EMPLEADO 2º. -Vos, ingeniero naval ... No me hagas reír.
MULATO. -O capitán de fragata. He sido grumete, lavaplatos, marinero, cocinero de veleros, maquinista de bergantines, timonel de sampanes, contramaestre de paquebotes ...
EMPLEADO 2º. -¿Por dónde viajaste? ¿Por la línea del Tigre o por la de Constitución?
MULATO. (Sin mirar al que lo interrumpe) -Desde los siete años que doy vueltas por el mundo y juro que jamás en la vida me he visto entre chusma tan insignificante como la que tengo que tratar a veces ...
MARÍA. -( A Empleada 1ª) -A buen entendedor ...
MULATO. -Conozco el mar de las Indias. El Caribe, el Báltico ... hasta el océano Ártico conozco. Las focas recostadas en los hielos lo miran a uno como mujeres aburridas sin moverse ...
EMPLEADO 2º. -¡Ché, debe hacer un fresco bárbaro por ahí!
EMPLEADA 2ª. -Cuente, Cipriano, cuente. No haga caso.
MULATO. (sin volverse) -Aviada estaría la luna si tuviera que hacer caso de los perros que ladran. En un zampán me he recorrido el Ganges. Y había que ver los cocodrilos que nos seguían ...
MARÍA. -No sea exagerado, Cipriano.
MULATO. -Se lo juro, señorita.
EMPLEADO 2º. -Indudablemente, éste no pasó de San Fernando.
MULATO. (Violento) -A mí nadie me trata de mentiroso, ¿sabe? (Arrebatado, se quita la chaquetilla, y luego la camisa, que muestra una camiseta roja, que también se saca)
EMPLEADA 1ª. -¿Qué hace, Cipriano?
EMPLEADA 2ª. -¿Está loco?
EMPLEADA 3ª. -Cuidado, que puede venir el jefe.
MULATO. -Vean, estos tatuajes. Digan si éstos son tatuajes hechos entre la línea del Tigre o Constitución. Vean ...
EMPLEADA 2ª. -¡Una mujer en cueros!
MULATO. -Este tatuaje me lo hicieron en Madagascar, con una espina de tiburón.
EMPLEADO 2º. -¡Qué mala espina!
MULATO. -Vean esta rosa que tengo sobre el ombligo. Observen qué delicadeza de pétalos. Un trabajo de indígenas australianos.
EMPLEADO 2º. -¿No será una calcomanía?
EMPLEADA 2ª. -¡Qué va a ser una calcomanía! Este es un tatuaje de veras.
MULATO. -Le aseguro, señorita, que si me viera sin pantalones se asombraría ...
TODOS. -¡Oh ... ah! ...
MULATO. (Enfático) -Sin pantalones soy extraordinario.
EMPLEADA 1ª. -No se los pensará quitar, supongo.
MULATO. -¿Por qué no?
EMPLEADA 3ª. -No, no se los quite.
MULATO. -No voy a quedar desnudo por eso. Y verán que tatuajes tengo labrados en las piernas.
EMPLEADA 1ª. -Es que si entra alguien ...
EMPLEADA 3ª. -Cerrando la puerta. (Va a la puerta.)
MULATO. -(Quitándose los pantalones y quedando con un calzoncillo corto y rojo con lunares blancos) -Miren estos dibujos. Son del más puro estilo malasio. ¿Qué les parece esta guarda de monos pelando bananas? (Murmullo de “Oh ... ah ...”) Lo menos que merezco es ser capitán de una isla. (Toma un pliego de papel madera y rasgándolo en tiras se lo coloca alrededor de la cintura.) Así van vestidos los salvajes de las islas.
EMPLEADA 1ª. ¿A las mujeres también les hacen tatuajes ...?
MULATO. -Claro. ¡Y qué tatuajes! Como para resucitar a un muerto.
EMPLEADA 2ª. -¿Y es doloroso tatuarse?
MULATO. -No mucho ... Lo primero que hace el brujo tatuador es ponerlo a uno bajo un árbol ...
EMPLEADA 2ª. -Uy, qué miedo.
MULATO. -Ningún miedo. El brujo acaricia la piel hasta dormirla. Y uno acaba por no sentir nada.
EMPLEADO 1º. -Claro ...
MULATO. -Siempre bajo los árboles hay hombres y mujeres haciéndose tatuar. Y uno termina por no saber si es un hombre, un tigre, una nube o un dragón.
TODOS. -¡Oh, quién lo iba a decir! ¡Si parece mentira!
MULATO.  (Fabricándose una corona con papel y poniéndosela.) -Los brujos llevan una corona así y nadie los mortifica.
EMPLEADA 1ª. -Es notable.
EMPLEADA 2ª. -Las cosas que se aprenden viajando ...
MULATO. -Allá no hay jueces, ni cobradores de impuestos, ni divorcios, ni guardianes de plaza. Cada hombre toma la mujer que le gusta y cada mujer al hombre que le agrada. Todos viven desnudos entre las flores, con collares de rosas colgantes del cuello y los tobillos adornados de flores. Y se alimentan de ensaladas de magnolias y sopas de violetas.
TODOS. -Eh, eh ...
EMPLEADA 2ª. -¡Eh! ¡Cipriano, que no nacimos ayer!
MULATO. -Juro que se alimentan de ensaladas de magnolias.
TODOS. -No.
MULATO. -Sí.
EMPLEADO 2º. -Mucho ... mucho ...
MULATO. -Digo que sí. Y además los árboles están siempre cargados de toda clase de fruta.
MANUEL. -No será como la que uno compra aquí, en la feria.
MULATO. -Allá no. Cuelgan libremente de las ramas y quien quiere, come y quien no quiere, no come ... y por la noche, entre los grandes árboles, se encienden fogatas y ocurre lo que es natural que ocurra entre hombres y mujeres.
EMPLEADA 1ª. -¡Qué países, qué países!
MULATO. -Y digo que es muy saludable vivir así libremente. Al otro día la gente trabaja con más ánimo en los arrozales y si uno tiene sed (toma el vaso de agua y bebe) parte un coco y bebe su deliciosa agua fresca.
MANUEL. -(Tirando violentamente un libro al suelo) -¡Basta!
MULATO. -¿Basta qué?
MANUEL. -Basta de noria. Se acabó. Me voy.
EMPLEADA 2ª. -¿A dónde va, don Manuel?
MANUEL. -A correr mundo. A vivir la vida. Basta de oficina. Basta de malacate. Basta de números. Basta de reloj. Basta de aguantarlo a este otro canalla. (Señala la mesa del jefe. Pausa. Perplejidad.)
EMPLEADO 1º. -¿Quién es el otro?
TODOS. -¿Quién es?
MANUEL. -(Perplejo) -El otro ... el otro ... el otro ... soy yo.
EMPLEADA 3ª. -¡Usted don Manuel!
MANUEL. -Sí, yo; que desde hace veinte años le llevo los chismes al jefe. Mucho tiempo hacía que me amargaba este secreto. Pero trabajábamos en el subsuelo y en el subsuelo las cosas no se sienten.
TODOS. -¡Oh! ...
EMPLEADO 1º. -¿Qué tiene que ver el subsuelo?
MANUEL. -No sé. La vida no se siente. Uno es como una lombriz solitaria en un intestino de cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es de día, cuándo es de noche. Misterio. (Con desesperación) Pero un día nos traen a este décimo piso. Y en el cielo, las nubes, las chimeneas de los transatlánticos se nos entran en los ojos. Pero entonces, ¿existía el cielo? Pero entonces, ¿existían los buques? ¿Y las nubes existían? ¿Y uno, por qué no viajó? Por miedo. Por cobardía. Mírenme. Viejo. Achacoso. ¿Para qué sirven mis cuarenta años de contabilidad y de chismerío?
MULATO. (Enfático) -Ved cuán noble es su corazón. Ved cuán responsables son sus palabras. Ved cuán inocentes son sus intenciones. Ruborizaos, amanuenses. Llorad lágrimas de tinta. Todo vosotros os pudrireis como asquerosas ratas entre estos malditos libros. Un día os encontrareis con el sacerdote que vendrá a suministraros la extramaunción. Y mientras os unten con aceite la planta de los pies, os direis: “¿Qué he hecho de mi vida? Consagrarla a la teneduría de libros. Bestias.
MANUEL. -Quiero vivir los pocos años que me quedan de vida en una isla desierta. Tener mi cabaña a la sombra de una palmera. No pensar en horarios.
EMPLEADO 1º. -Iremos juntos, don Manuel.
MARÍA. -Yo iría, pero para cumplir este deseo tendría que cobrar los meses de sueldo que me acuerda la ley 11.729.
EMPLEADO 2º. -Para que nos amparase la ley 11.729, tendrían que echarnos.
MULATO. -Aprovechen ahora que son jóvenes. Piensen que cuando les estén untando con aceite la planta de los pies no podrán hacerlo.
MARÍA. -La pena es que tendré que dejar a mi novio.
EMPLEADO 2º. -¿Por qué no lo conserva en un tarro de pickles?
EMPLEADA 2ª. -Cállese, odioso.
MULATO. -Señores, procedamos con corrección. Cuando don Manuel declaró que él era el chismoso, una nueva aurora pareció cernirse sobre la humanidad. Todos le miramos y nos dijimos: “He aquí un hombre honesto; he aquí un hombre probo; he aquí la estatua misma de la virtud cívica y ciudadana”. (Grave.) Don Manuel. Usted ha dejado de ser don Manuel. Usted se ha convertido en Simbad el Marino.
EMPLEADA 3ª. -¡Qué bonito!
MANUEL. -Ahora, lo que hay que buscar es la isla desierta.
TENEDOR DE LIBROS. -¿Hay todavía islas desiertas?
MULATO. -Sí, las hay. Vaya si las hay. Grandes islas. Y con árboles de pan. Y con plátanos. Y con pájaros de colores. Y con sol desde la mañana a la noche.
EMPLEADO 2º. -¿Y nosotros? ...
MULATO. -¿Cómo nosotros?
EMPLEADA 2ª. -¿Claro? ¿Y a nosotros nos van a largar aquí?
MULATO. -Vengan ustedes también.
TODOS. -Eso ... vámonos todos.
MULATO. -Ah ... y qué les diré de las playas de coral.
EMPLEADA 1ª. -Cuente, Cipriano, cuente.
MULATO. -Y los arroyuelos cantan entre las breñas. Y también hay negros. Negros que por la noche baten el tambor. Así.
El MULATO toma la tapa de la máquina de escribir y comienza a batir el tam tam ancestral, al mismo tiempo que oscila simiesco sobre sí mismo. Sugestionados por el ritmo, van entrando todos en la danza.
MULATO. (A tiempo que bate el tambor) -Y también hay hermosas mujeres desnudas. Desnudas de los pies a la cabeza. Con collares de flores. Que se alimentan de ensaladas de magnolias. Y hermosos hombres desnudos. Que bailan bajo los árboles, como ahora nosotros bailamos aquí ...
De aromas ...
Histéricamente todos los hombres se van quitando los sacos, los chalecos, las corbatas; las muchachas se recogen las faldas y arrojan los zapatos. El MULATO bate frenéticamente la tapa de la máquina de escribir. Y canta un ritmo de rumba.
La hoja de la bananera
De verde ya se madura
Quien toma prenda de joven
Tiene la vida segura.
La danza se ha ido generalizando a medida que habla el MULATO, y los viejos, los empleados y las empleadas giran en torno de la mesa, donde como un demonio gesticula, toca el tambor y habla el condenado negro.
Y bailan, bailan, bajo los árboles cargados de frutas ...  
La hoja de la bananera ...
 
EL JEFE. -(entrando bruscamente con el DIRECTOR, con voz de trueno) -¿Qué pasa aquí?
MARÍA. -(después de alguna vacilación) -Señor ... esta ventana maldita y el puerto ... Y los buques ... esos buques malditos ...
EMPLEADA 2ª. -Y este negro.
DIRECTOR. -Oh ... comprendo ... comprendo. (Al JEFE) Despida a todo el personal. Haga poner vidrios opacos en la ventana.
TELÓN